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Conceptos hipotecarios.

Decisión importante

Hipotecar una casa es una decisión importan por lo que es necesario dedicar tiempo a valorar con cuidado todas las opciones disponibles en el mercado. Y para tomar la mejor decisión es fundamental comprender una serie de conceptos clave que determinan la elección del tipo de hipoteca que mejor se adecua a nuestras necesidades.

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No es lo mismo una hipoteca que un préstamo hipotecario.

Aunque no es lo más frecuente puede haber préstamos sin hipoteca e hipotecas sin préstamo. Cuando alguien solicita un préstamo a una entidad financiera para comprarse una casa, es posible que el banco le pida como requisito constituir una hipoteca. Hablamos, entonces, de un préstamo hipotecario.

La hipoteca es, en términos jurídicos, un derecho real que garantiza el cumplimiento de una obligación sujetando algún bien a dicho cumplimiento. Es decir, si no se cumple la obligación, el acreedor tiene derecho a que se venda el bien para satisfacer, al menos en parte, la deuda. Simpificando, podríamos decir que una hipoteca es una garantía para el acreedor.

En resumen, un banco puede conceder un préstamo sin hipoteca, si considera suficientes otro tipo de garantías. Y no todas las hipotecas se utilizan para garantizar un préstamos hipotecario. Se puede garantizar con una hipoteca el pago de cualquier clase de deudas.

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El crédito hipotecario: el préstamo hipotecario no es la única opción.

Aunque  coloquialmente se utilice el término ‘crédito’ como sinónimo de préstamo, lo cierto es que no es lo mismo un crédito hipotecario que un préstamo hipotecario.

En un préstamo hipotecario la entidad que lo concede entrega una cantidad de dinero que el cliente tiene que devolver en cuotas periódicas durante un periodo de tiempo pactado.  Es el préstamo que normalmente se suele conceder al solicitar una hipoteca para vivienda habitual.

En el caso del crédito hipotecario, el banco establece el límite máximo que está dispuesto a prestar a un cliente, pero no es necesario disponer de esa cantidad íntegramente ni de forma inmediata, sino que se puede hacer uso de ella (o no) durante un tiempo o, incluso, de forma ilimitada. Funciona de forma similar a las tarjetas de crédito. Además, a medida que se va amortizando el capital solicitado, se puede volver a disponer de un crédito por la cantidad devuelta en unas condiciones que se pactan al firmar el contrato.

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El plazo de la hipoteca.

Lo que comunmente se conoce como el plazo de una hipoteca se llama, en realidad, periodo de amortización de una hipoteca. Es el tiempo que vamos a tardar en devolver el capital que nos han prestado más los intereses pactados.

Lo más habitual es encontrar hipotecas que ofrecen periodos de amortización de 15 a 30 años, aunque también las hay a partir de 5 años y hasta 40. Durante este periodo, tendremos que pagar una serie de cuotas mensuales, cuyo importe dependerá tanto del tiempo que hayamos elegido para devolver el préstamo como del capital solicitado y los intereses acordados. Lo más importante a tener en cuenta es que, cuanto más tiempo tardemos en devolver un préstamo, las cuotas mensuales serán más baratas, pero al final de la vida de la hipoteca habremos pagado más intereses.